La fundación de Écija se sitúa en el siglo VIII a.C. en el ámbito de la civilización tartéstica. Se trataba de un pequeño poblado de cabañas emplazado junto al río Genil ,hasta que tuvo lugar la conquista romana cuando conoció su mayor etapa de esplendor.
Écija se convirtió en una gran ciudad con calles pavimentadas trazadas en retícula regular, cloacas y red de distribución de aguas, foro, templos, termas y anfiteatro. Su principal riqueza derivaba del cultivo olivarero y la exportación del aceite a larga distancia.
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